domingo, 28 de agosto de 2011

Houston, tienes un problema. 28/8/2011

Algunos os preguntaréis qué es de mí. Estoy en Houston, en un hotel cercano al aeropuerto, compartiendo cuarto con Patricia y Patricia, mis dos compañeras de infortunio. Hoy hemos vivido un día para olvidar que sin duda recordaremos.

Estoy muerto y enterrado, así que para abreviar contaré que salí esta mañana de mi hostel en San José a las tres y media de la mañana y ahora, primera vezque reposo cuerpo y mente, son las once y pico de la noche.

Hemos vivido un auténtico via crucis de cancelaciones, idas y venidas de una ventanilla a otra, de una compañía aérea mala a una peor, de una agente estúpida a otra maligna, saboreando la bordería y el desdén en estado puro, acumulando falsas esperanzas que se estrellaban en sonoras frustraciones.

Hemos fracasado en nuestro intento de salir de América. Como Irene azotó Nueva York, puerta de salida aérea al viejo mundo, medio mundo se colapsa. No se puede ir a Europa desde Houston. Ni desde NY. Se han vendido más pasajes de los que caben, se han acumulado viajeros abandonados en aeropuertos donde sólo hacían escala -es nuestro caso-, hoy por hoy, la única opción es rezar para que los turistas que tienen un pasaje a Europa pierdan su vuelo para que los que engrosamos las interminables listas de espera ocupemos sus puestos.

La cosa pinta mal y nadie da soluciones. Las compañias aéreas se pasan la pelota las unas a las otras sin empatía ni eficiencia alguna que justifique las enormes cantidades de dinero que ilusos como yo desembolsamos después de mucho ahorrar. Estamos tirados y el único vuelo seguro a España, que ya tenemos reservado, parte el sábado día 3.

En fin, juro que no hemos perdido la paciencia, ni siquiera el humor. Pero esto es un coñazo y un chorreo de dólares. Mierda, desidia, impotencia. Cómo confiamos ciegamente en el sistema, y cómo éste nos la clava una y otra vez sin que siquiera pronunciemos una queja. Nos lo tenemos merecido, por pardillos.

Eso sí, es bonito ver los vínculos que se crean entre la peña afectada que arrastra sus maletas, vagando sufridamente por los grises pasillos de las terminales. Solidaridad, compañerismo y comprensión frente a la burocracia infinita y la insensibilidad de las grandes compañías. Mañana nos tendrán de nuevo a todos en unión peleando por huir de esta sofocante ciudad texana. Houston tendrá un problema.

Y mientras, pierdo mi añorada vuelta a casa, pierdo días de trabajo, pierdo tiempo y pierdo mucha pasta. Ah, y ellos (llamo 'ellos' a esa masa informe y etérea que son las compañias aéreas) me han perdido la mochila, para rematar. Pero no me han hecho perder la sonrisa, insisto. Los muy cabrones.

1 comentario:

  1. ¡Maldito Houston!, pues como dijimos, mientras estes en el limbo aeroportuario, hay que pensar en el aeropuerto de Singapur...

    ResponderEliminar